Piensas que caminas hacia un punto
pero la existencia de ese punto solo está justificada por lo que amas.
Vive lo que siempre has deseado vivir.
Usa la intuición cuando sea fácil conectarte con ella,
y usa la disciplina cuando la intuición no se manifieste.
Amamos porque necesitamos amar, porque el amor nos libera,
nos enseña a decir no sin considerar esa palabra como algo maldito y decir sí sin tener las consecuencias.
La soledad no es la ausencia de compañía,
sino el momento que nuestra alma tiene la libertad de conversar con nosotros,
de ayudarnos a decidir sobre nuestras vidas.
Lo peor no es caer, es quedarse tirado en el suelo.
Sólo es derrotado el que desiste, el que no fracasa, el que no arriesga, el que nunca ha luchado.
No intentes ser útil, intenta ser tú. Eso basta.
Y en eso reside tu razón de ser.
No hay nada más importante que aprender qué puentes debes cruzar… y qué puentes debes destruir para siempre.
No hay que intentar que te amen a cualquier precio porque el amor no tiene precio.
No hay amor sin soledad.
No hay victoria ni derrota en el ciclo de la naturaleza: sólo movimiento, etapas que superar.
No hay belleza en la igualdad, sino en la diferencia.
No hay cosas más extraordinarias en la vida que las más sencillas, deja que se manifiesten.
No hay arma más poderosa que las palabras.
Hay preguntas que nos plantea la vida y respuestas que siguen siendo válidas después de mil años.
El manuscrito encontrado en Accra, de Paulo Coelho (Planeta, 2012)